¿Será la pobreza y falta de recursos la principal causa?, ¿En que invierten el dinero del refrigerio los muchachos?, ¿Podrán tener algo de culpa los padres?, ¿falta educación sobre la buena alimentación? O quizás tendencias ideológicas por modas y ataduras sociales.
Las sociedades de nuestros días, manejan propensiones y manías como alimentarse de las famosas comidas chatarras, las cuales se presentan en dos facetas: la primera de ellas es su delicioso sabor, que a la mayoría de los jóvenes nos cautiva. La segunda es el daño que le hace a nuestro organismo, esas grasas, las bacterias y enfermedades que pueden provocar grandes daños a nuestro cuerpo. Es muy común escuchar de los jóvenes “no me des ensalada porque ninguno de mis amigos la comen, mejor dame dinero para una hamburguesa” y esa misma rutina ocurre casi a diario en las familias de escasos recursos o estables. Las personas que tienen mucho caudal saben que invertir el dinero en alimentos no recomendables es desperdiciar la salud y la fortuna.
Lo que pasa con la pobreza y la gente de escasos recursos es que mientras mas pobres son, mas hijos traen al mundo a sufrir y muchas veces no tienen con que alimentarlos y les hacen pasar por hambres. Como es comúnmente mencionada, la desnutrición en África, he aquí una buena imagen.
Un error muy común en muchos de nuestros padres, es el de darnos el dinero para comprar a la hora del refrigerio, porque en la mayoría de tiendas y restaurantes se venden productos que saben delicioso, pero que no tienen un buen valor nutricional, lo que se llama comúnmente comida basura.
Es obvio que muchos conocemos esta grave amenaza de la mala alimentación, pero también es seguro que no somos capaces de dejar los malos hábitos tan fácilmente o en su totalidad. Necesitamos una buena educación que a la vez nos ayude a reflexionar y a corregir el problema de las enfermedades alimenticias, tales como: la gastritis, la ulcera gástrica, el beriberi, la bulimia, la anorexia, desnutrición, sobrepeso, cirrosis, etc.
Las sociedades de nuestros días, manejan propensiones y manías como alimentarse de las famosas comidas chatarras, las cuales se presentan en dos facetas: la primera de ellas es su delicioso sabor, que a la mayoría de los jóvenes nos cautiva. La segunda es el daño que le hace a nuestro organismo, esas grasas, las bacterias y enfermedades que pueden provocar grandes daños a nuestro cuerpo. Es muy común escuchar de los jóvenes “no me des ensalada porque ninguno de mis amigos la comen, mejor dame dinero para una hamburguesa” y esa misma rutina ocurre casi a diario en las familias de escasos recursos o estables. Las personas que tienen mucho caudal saben que invertir el dinero en alimentos no recomendables es desperdiciar la salud y la fortuna.
Lo que pasa con la pobreza y la gente de escasos recursos es que mientras mas pobres son, mas hijos traen al mundo a sufrir y muchas veces no tienen con que alimentarlos y les hacen pasar por hambres. Como es comúnmente mencionada, la desnutrición en África, he aquí una buena imagen.
Un error muy común en muchos de nuestros padres, es el de darnos el dinero para comprar a la hora del refrigerio, porque en la mayoría de tiendas y restaurantes se venden productos que saben delicioso, pero que no tienen un buen valor nutricional, lo que se llama comúnmente comida basura.
Es obvio que muchos conocemos esta grave amenaza de la mala alimentación, pero también es seguro que no somos capaces de dejar los malos hábitos tan fácilmente o en su totalidad. Necesitamos una buena educación que a la vez nos ayude a reflexionar y a corregir el problema de las enfermedades alimenticias, tales como: la gastritis, la ulcera gástrica, el beriberi, la bulimia, la anorexia, desnutrición, sobrepeso, cirrosis, etc.
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